Resumen:
Como un signo de los tiempos, no pocas naciones viven y sobreviven hoy de crisis en crisis. La nación dominicana, a la vista de todos, no vive sus mejores días. No se puede justificar la indiferencia del ciudadano consciente ante esa realidad. No se trata por cierto de la obligación forzosa de realizar lo imposible, sino de contribuir desde el ángulo de la propia realidad a promover e impulsar el fortalecimiento de la vida integral de las comunidades, constituidas no por números sino por personas. A la hora de actuar es de simple consejo y de lógica natural acudir, para la propia inspiración, a los paradigmas,
a los modelos de conducta que puedan de algún modo reforzar la conciencia de cada ciudadano.