Resumen:
Para Bolívar y Napoleón, la cumbre de los Andes y los Alpes, son, pedestales en que la reverencia consagratoria de la humanidad, vislumbra idolatría, la admiración veneranda de las generaciones, como si santuarios de la fe, atesoraran el espíritu templado de los Conquistadores, que empinándose en el remanso de los cóndores, besaron el azul
infinito y arrancaron al sol rayos de oro para forjar los laureles que ceñidos al pecho, iluminarían sus frentes, coronadas por abrumantes victorias.