Resumen:
Reúno en este volumen páginas diversas sobre España, con la esperanza de que, a través de ellas, se perciba la unidad que descubro en las cosas españolas. Para mí España, siendo varia en extremo, es una, muy una; y nunca lo siento más que al entrar en ella o al salir de ella. Así, al entrar de Francia a tierra española, por el camino vasco, sentí que los hombres se habían vuelto tristes. ¡Y los vascos no parecen, entre los españoles, hombres tristes! Al salir de España a Francia, por el camino catalán, tuve la impresión
de que había salido del país de los edificios improvisados, y siempre a medio terminar, hacia el país de los edificios bien concebidos y acabados. Y eso a pesar de que el Rosellón, la región catalana de Francia, está íntimamente unida a las cosas
hispánicas: así, el altar barroco, dorado, de la Capilla de la Virgen en la Catedral de Perpiñán podría pertenecer a una iglesia de México.