Resumen:
Querido lector, lanzo a la luz pública esta sensacional historia, para que sirva de ejemplo
a todos aquellos que se embarcan hacia el país del dólar, de los rascacielos y del gansterismo, en busca de educación y de empleos o en pos del vellocino de oro, para encontrar decepciones, sendas tortuosas que quizás lo conduzcan hasta el abismo.
La historia de Ernestico de Satander es dolorosa, trágica, espeluznante. Tuve la dad de conocerlo en un Boarding de la Ciudad de New York. Ambos nos encontrábamos gozando de vacaciones. El asistía al Colegio Wabanaki y yo al de Allentown. Pronto nos intimamos. Satander era un joven fuerte, de cabellos rubios, nariz aguileña, ojos vivos. Su trato era fino, cortés, aunque de temperamento fogozo. Era Dominicano, hijo de padres prominentes, descendientes de la nobleza Española. Al terminarse el período de las vacaciones, ambos retornamos a nuestros respectivos Colegios. Desde entonces, jamás lo volví a ver.